Una clase normal en un colegio normal es declarada. Se habla sobre cosas diversas y se trabaja sobre símbolos de verbalización. Lo que es legítimo, absolutamente. Se aprende a limitar la percepción del mundo a lo que los símbolos transmiten a nuestro sistema nervioso. Así nos hacemos "cultos".
La persona "culta" percibe el mundo en relación a los lenguajes que use para pensar. Básicamente verbalización, muy pocas imágenes y menos cinestesia aún.
El mundo que esta cultura de verbalizadores ha creado es muy extraño. Y cada día su nivel de extrañeza se incrementa. Para un niño moderno los duraznos no crecen en los árboles: aparecen de la noche a la mañana en el estante del supermercado. Y no puede relacionar los trozos de cadáver de animal exhibidos en las neveras con seres vivos. Lo hará mas tarde, cuando crezca y lea al respecto de vacas y gallinas. Ya han comenzado a vivir personas que jamás tendrán contacto con animales o tierra en su estado natural.
La escuela insiste en enseñar sobre el pasado. El presente es peligroso y el futuro, amenazante. El pasado es cómodo, manipulable y elástico. Un político corrupto y disipado que llegó a presidente de algún país importante, deja de ser alcohólico y pervertido por virtud de la "historia" que le acomoda una foto respetable y le inventa una biografía ejemplarizante. Su principal opositora, una mujer inteligente y sensible que trató de hacer justicia y defender los derechos humanos, será recordada como una demente prostituta que , bajo el consumo de estupefacientes, organizó revueltas y robó ingentes cantidades de dinero.
Ah! además de puta era soñadora.
