viernes, 27 de mayo de 2011

EL JUGO MAGICO



Mucho se ha escuchado sobre esta extraña receta, más que todo infundios, rumores, exageraciones todas que incitan las locas lenguas de los ansiosos ignorantes que tratan de ocultar sin sutileza su artera sinrazón.

Se sabe a ciencia cierta que existe. Igual se han observado sus efectos en algunas gentes, efectos que varían según el caso. A algunos los despierta y llena de energía, a otros les abre caminos misteriosos entre las circunvoluciones cerebrales.

Se dice que despierta el amor a Dios....que favorece cualidades telepáticas...que se ven aquellas cosas normalmente invisibles... que descubres en tu alma los recónditos recovecos donde escondiste aquel pecado...que te brota amor y paz desde las orejas hasta el fundamento....que te devuelve la salud y te hace más inteligente.

Hay quienes afirman que en el principio hubo un árbol que creció en una tierra que fuera feraz y magnífica alguna vez. Era un árbol feliz que daba cobijo a pájaros de toda laya, que paría dulces frutos y tiernas semillas, cuyo destino era ser sensible, receptivo, acogedor , generoso. Tenía una conciencia planetaria tan desarrollada que realizaba el bien sin mirar a quien, amaba a Dios sobre todas las cosas, daba albergue entre sus ramas a toda clase de criaturas peregrinas, proporcionaba sombra, era bello de mirar y alimentaba la esperanza.

Estas excelsas cualidades no hubieran sido problema en otro sitio de Malp-Aridez, pero el pobre había nacido, crecido y héchose magnífico en el centro de la plaza principal de Sodorrea, capital del Reino Rojo. Pero, digamos mejor que fue la plaza principal de Sodorrea la que creció a su alrededor ya que, cuando aún eran sensatos y sensitivos, los rojanos escogieron su emplazamiento por la belleza de este árbol y crearon a su alrededor zonas duras, caminos peatonales, macizos de flores, edificios, calles y en los últimos tiempos de ese pueblo que se extravió en la ciénaga de la ambición y el odio, muchísimas estatuas de mártires junto con hechos sangrientos, linchamientos, odios, crímenes, miseria humana de variadas formas, ruidos siniestros y pestilencia.

Por años el viejo, sabio y magnánimo árbol trató de enderezar el caos del Reino Rojo proporcionando amor, dulces frutos, cobijo y belleza. Recibió a cambio hectolitros de orines de borrachos, defecaciones diversas en sus raíces, polución gaseosa en sus hojas empolvadas. Clavaron carteles en su indefenso tronco infectado con puntillas oxidadas y de sus ramas quebradas colgaron pancartas con ofertas prostitutas. Algunos ebrios desaforados intentaron alguna vez quemarlo de raíz a punta, pero Dios y un cuentero bondadoso con un sombrero lleno de historias, lo salvaron.

Entonces comenzó su llanto, llanto nocturno y subrepticio. Dejó de florecer y dar frutos....únicamente producía lágrimas, lágrimas amargas, laxantes y doloridas que le generaron más odio y animadversión de los despiadados rojanos. Y comenzó a morirse de tristeza.

Para fortuna de todos un día especialmente caótico en la violenta urbe fue rescatado por un comando Nurudim, antiguos pobladores de estas tierras expoliadas por los sodorreos y exiliados en el Norte de Malp-Aridez, quienes disfrazados de bacantes locas y taladores rojos fingieron defenestrarlo para combustible.

En cambio, lo trasladaron con sus arte mágicas- (heredadas de los tresojos)- y sus finas manos hasta el Bosque Pequeñito, en un recorrido salpicado de peligros y dificultades, al término del cual fue resembrado en un sitio secreto al cual no acceden sino los puros de corazón que se han hecho como niños, ingenuos , inocentes, amorosos. Y se confió su custodia a gallinas reveseras y ovejas salvajes.

Años después, repuesto de su decepción y lleno de vida otra vez, comenzó a florecer y dar frutos de nuevo. Esta vez sus frutos fueron múltiples: dulces, ácidos, picantes, neutros, deliciosos y sicotrópicos.

Con una mezcla secreta, dictada telepáticamente por el árbol que antes lloraba por las noches, los Nurudim fabrican con sus suaves manos feminoides el elíxir que ha hecho inmenso bien a tantos, esta esencia verdadera y fundamental que el vulgo sapotrífero y leocardesco ha dado en llamar el jugo mágico.



2 comentarios:

pixel dijo...

Qué ganas tenía yo de volver a leer estos cuentos fantásticos y llenos de imaginación.

Mira que no me suelen gustar las historias fantásticas pero supongo que dependerán de cómo las cuenten y lo que cuenten.

Ésta del jugo mágico me ha gustado y te enseña cómo muchas veces los humanos despreciamos y tratamos mal a aquello que se nos da con mucho cariño y que en un principio adorarmos y al final acabamos por destrozarlo.

Un abrazo

leonardo asimov dijo...

Gracias Pixel , querida amiga, por tus generosos comentarios que siempre engalanan está página y me dan mucho ánimo para seguir trabajando. Bienvenida y en buena hora tus palabras. Besos.