martes, 28 de junio de 2011

PROPUESTA EQUIVOCA



Si juntáramos, vida mia, tus equivocaciones y las mías y las fuéramos colocando diariamente en el jardín del frente de nuestra casa, más pronto que tarde tendríamos un enorme montículo que comenzaría siendo estorboso y terminaría siendo un peligro.

Si a la vez nuestros vecinos ,y en general toda la gente, hicieran lo mismo, cada jardín se llenaría de pequeñas montañas de equivocaciones, dada nuestra increíble capacidad para producirlas.

Seguramente esto suscitaría muchas inquietudes entre la personas y el gobierno, dando lugar a debates, propuesta e intervenciones.

Algunos, muy avezados y emprendedores, pretenderían monopolizarlas para venderlas como material de relleno en cimentaciones varias, pero....¿Quién querría estar basado en equivocaciones? Frente a esto otros pensarían: ¿Qué tal si las arrojamos al mar? Pero los ambientalistas pondrían el grito donde sabemos y argumentarían que peces alimentados con equivocaciones ya no serían peces sino talvez pequívocos, equivopeces o ve tú a saber que diablos serían...mmmmmmmmmm

Los más laboriosos seguirían pensando y como no querrían cometer más equivocaciones implementarían modernas metodologías para crear empresas destinadas a deshacerse de ellas. Entonces se darían cuenta del espléndido campo de negocios implícito: millares de camiones recolectores con sus respectivos conductores, personal de reciclaje, plantas de tratamiento y finalmente hornos crematorios. Mucho dinero en ello, vaya!, pero el dinero atrae no solo a la prosperidad sino a la ambición y se desataría una competencia encarnizada y en medio de ella los corruptos de siempre al  acecho de oportunidades de enriquecimientos fáciles e ilícitos. Cundiría el mal proceder y los fuertes sin escrúpulos se harían aún más fuertes y con menos escrúpulos que antes.

El gobierno, como siempre, no se decidiría por ninguna opción todavía, el tiempo iría pasando y el terreno en los jardines de las casas comenzaría a ceder bajo el peso de nuestras equivocaciones, poniendo en peligro la estabilidad, primero de los jardines y luego de la nación toda.

Con un dejo de optimismo me imagino que para entonces surgirían algunas ideas que darían inicio a algunas soluciones. Por ejemplo: Qué tal si un inspirado poeta pletórico de buena voluntad y entusiasmo propusiera amarrar las equivocaciones en haces compactos y colocarles en las puntas redes llenas de ilusiones fugaces que las elevaran del piso y las colocaran a merced del viento?

Ingeniosa solución dirían algunos, pero, otros no muy convencidos observadores preguntarían: ¿Qué va a pasar con los pájaros y los aviones si llenamos el cielo de equivocaciones ilusionadas o ilusiones equivocadas? ¿Qué va a resultar de todo esto?

Debemos correr el riesgo!! responderían los audaces. Además, dirían, se sabe que hay ilusiones lo suficientemente fuertes para elevarse hasta salir al espacio exterior y orbitar el planeta!! Además, modularían con cara de astucia: se van a necesitar muchas ilusiones y muy fuertes: ¿Se han puesto a pensar la cantidad de ilusos que van a conseguir un empleo?

Las universidades de la patria, siempre atentas al desarrollo, crearían cursos especiales y extra-rápidos para graduar ilusos en manada. Mucho movimiento económico, Si señor!
Habría muy seguramente concursos de ilusión y las grandes ilusiones cotizarían muy bien en el mercado bursátil por su capacidad levitatoria. Una verdadera burbuja de ilusiones!

Entonces, para beneplácito del gobierno y los empresarios, accidentalmente, alguien descubriría que debajo de los montículos de equivocaciones estarían creciendo esperanzas.

La sorpresa inicial sería seguida de regocijo generalizado, ya que un nuevo campo se estaría abriendo para la humana creatividad. En efecto: para evitar que las esperanzas fueran desmedidas iba a ser necesario que alguien las podara, las abonara y las hiciera florecer. Estaríamos hablando del Esperanzicultor, una nueva especie de técnico que sería muy solicitado y mejor remunerado.

Como te darás cuenta, tesoro mio, el desarrollo se dispararía a niveles nunca vistos. De los laboratorios especializados saldrían carro-tanques de optimismo para los riegos diarios. Los alimentadores de ilusiones obtendrían pingues ganancias vendiendo discursos esperanzadores que son muy buen abono y las esperanzas bien cimentadas crecerían armoniosamente convirtiendo en humus las equivocaciones y pronto comenzarían a dar esos frutos tan sabrosos y codiciados denominados aciertos.

A pesar de que dichos frutos nunca serán tan abundantes como sería deseable, la dicha que proporcionarían harían que las esporádicas apariciones de la felicidad en el firmamento de la patria fueran más frecuentes. Como consecuencia de ello la producción de sonrisas se incrementaría significativamente y constituiría un importante factor de ayuda en la desaparición momentánea del desaliento, la tristeza y los pensamientos negativos.

¿Te das cuenta, cielo mío, de la importancia que podría tener una propuesta equívoca y aparentemente descabellada?






martes, 21 de junio de 2011

DESPUES DE LLOVER O LLORAR TODOS SUELTAN SOL


Los primeros exploradores que tuvieron la oportunidad de contemplarlo desde el espacio pensaron confundidos que se trataba de un mundo cubierto de minerales deslumbrantes, probablemente piedras preciosas de descomunal medida, dado el tamaño e intensidad de los reflejos de coloración variada que lanzaban hacia la atmósfera rica en oxígeno y ozono protector, reflejos que hacían de la contemplación de Roxt ,(nombre que conocieron más tarde por boca de sus habitantes), un ensueño seráfico de colorida y transparente entraña.

Era el planeta del arcoiris en fascetas, de fantásticos rayos verdes o rosados, de cambiantes tonos de azules encantados y naranjas danzarinos.

Repletos de la sórdida ilusión del cortador de gemas se aproximaron mucho más y se encontraron con que las emanaciones luminosas se sucedían en regiones de llanuras verdosas cubiertas de exóticas flores de gran talla donde acababa de llover y con no poca desazón desecharon la idea de un diamante de varias toneladas ante el espectáculo asombroso de las flores enviando luz hacia el espacio.

Hoy, liberados desde hace mucho tiempo de cualquier aspiración depredadora, nos hemos instalado aquí y no paramos de celebrar con asombro inagotable y un loco disfrute desconocido la belleza maravillosa de este mundo, sus paisajes que cambian aleatoriamente, supeditados al sol, las nubes y el temperamento de las Trixias.

Sobre las praderas interminables, mecidas por un viento ondulante y cálido que brota de las cavernas de cuarzo y obsidiana, se yerguen airosas, magníficas en su colorido y espléndidas en su contextura, las Trixias.

Son flores inteligentes y admirables que fecundan el suelo con largos hilos de oro que, danzando con el viento conducen sus detritus vivificantes y alimentan a todos los seres vivos con su fragante aroma. Las hay de muchos colores, oscuras, claras, tornasoladas. Entre sus tallos fuertes y esbeltos y sobre ese suelo rojizo de Roxt crece la yerba tartif de azulados y brillantes visos por donde discurren, persiguiendo a las nubes portadoras de lluvia, los suaves y redondos adendos, los traviesos ogopoys que vuelan sin alas con sus saltos enormes y rapidísimos y los infaltables flirgi-flops, burbujas de color cambiante cuyo encanto está en que al entrechocar mecidos por la brisa tintinean suavemente como dulces campanitas de cristales finos.

Las nubes, en una danza equilibrada por la inteligencia del planeta, se mueven constantemente virtiendo su revitalizadora carga de agua pura y cantarina allí donde se necesita.

Nadie aquí tiene prisa, tampoco se ambiciona nada. Todo es tranquilo y armónico: lo nuestro es jugar y contemplar.La base construída con tanto esfuerzo a nuestra llegada está abandonada. Dentro de ella los cuadrantes y marcadores de agujas luminosas y los tableros de materiales magnéticos se encuentran estremecidos de humus.
Los engranajes de las máquinas de hacer trabajos aburridos y tristes se encuentran florecidos y entre las marañas de cables y circuítos integrados miríadas de insectos retozones y roedores felices han establecido su reino.

Los dos centenares o algo más de extra-Roxtanos, (nosotros , los humanos), andamos desperdigados por allí, desnudos y felices, aspirando la esencia alimenticia de la Trixias y delirando de amor por esta vida.

No sé que vaya a ser de mí y mis connaturales dentro de algún tiempo. Por lo pronto seguimos el ritmo de las Trixias: tomar el sol inhalándolo al respirar, absorviéndolo con los poros y toda nuestra capacidad vital.

Al llover, mejor diría, al ser acariciados por el agua dulcísima de las nubes, viene un breve período de descanso y placer renovado. A continuación se produce el milagro: los pétalos enormes de la Trixias se abren y de su centro brotan, maravillosos, los rayos de luz condensada y coloreada que confundieron a los primeros exploradores.
En una sinfonía caleidoscópica las Trixias alimentan a todos, incluidos nosotros, con su aroma indescriptible. Que te baste saber que luego de inhalarlo cesa el hambre, la ansiedad, cualquier preocupación. Un hermoso sentimiento se apodera de ti, te conmueves como nunca y lloras.

Luego de cierto tiempo de estadía en Roxt nosotros también comenzamos a devolver luz hacia la atmósfera y olemos magníficamente. Eso es lo más impresionante de Roxt: después de llover o llorar, todos sueltan sol.

viernes, 17 de junio de 2011

PAGINA VIRGEN



Tengo ante mi esta superficie blanca , yerma, incierta, preñada de posibilidades y yo estoy desnudo flotando en ella. Vuelo ingrávido,atisbo con ojos deslumbrados hacia el horizonte blanco y percibo un débil sonido que parece venir de lo profundo.

Voy entrando en el sopor de esta niebla tibia y cuando casi lograba quedarme dormido zzaassss!! ...algo pasa a mi lado y se pierde por el lado izquierdo. No sé lo que era......iba tan rápido.

Me paro de cabeza para intentar pegar el oído en alguna parte, pero es un esfuerzo infructuoso. Las ideas que circulaban por mi cuerpo se agolpan ahora en el cerebro. Comienzan a gotear por la nariz y las orejas. Me resigno; sé que son ideas revenidas y creo que es mejor que me abandonen.
De pronto, algo me hace saltar de dolor : es una idea coja que me causó no pocas frustraciones. Está intentando salir por el oído derecho, pero como fue tan trabajada está muy gorda y su salida es un pequeño parto. Además de eso , por su condición de minusválida, intenta salir con su parafernalia correspondiente : muletillas, proverbios, acotaciones y prefacios.
¡ Vaya dolor !
Me relajo en espera del alivio y pienso que no es bueno que haya elegido esa vía para salir. Si hubiese pensado en algo diferente tal vez ni cuenta me hubiera dado.
Escucho , entre palpitaciones dolorosas que me confunden, un suave rodar, un retumbar de caucho que me recuerda una avalancha de pelotas macizas. Va y viene. Va....
El ruido se acerca más y por fortuna la idea coja ya está casi afuera. Si le doy un suave empujón estoy seguro que sale.
 Arrghhh!!....salió!...adiós !...vete ya. ( Quiere regresar, seguro siente frío ).
 Por fin se va alejando impulsada por su propio peso y yo me quedo tranquilo.
El ruido está más cerca y comienzo a ver a lo lejos puntos oscuros que se mueven y saltan como manada de gacelas.
Ahora ya no son puntos : son globos o pelotas moviendose rápido. Veo mejor en este momento : es una manada de Oes gordas y lujuriosas con sus minúsculas
crias ,en estampida ,huyendo de algunas consonantes crueles y algunas vocales mustias.
 Probablemente las quieren para hacer frases publicitarias,o, tal vez las piensan vender en una fábrica de discursos. ¿Quién sabe?

Pasan a mi lado en pánico, sin verme ya que he elegido ser un cero a la izquierda. Eso me dota de una calidad transparente y osmótica...soy traspasado sin sufrir daño.
La trampa se cierra y veo una R barrigona y voraz dirigiendo todo el asunto. Algunas ies tímidas se agrupan a manera de corral y las cees traicioneras ayudan a cerrar el cerco. No se que va a pasar cuando lleguen las eñes y las zetas.
Por fortuna para mi compasivo corazón algunas de las oes minúsculas logran escapar del cerco a caballo de su falta de peso y un viento milagroso.
Ahora , lo único que puedo decir es que la trampa–página está llena.

 

sábado, 11 de junio de 2011

HISTORIA DE JULIO, UN TIPO QUE NUNCA HIZO LO QUE QUISO




Este señor siempre creyó que al que madruga Dios le ayuda y , aunque toda su vida rogó y dió con el mazo, nunca riquezas excesivas atesoró.
Muy en su interior Julio deseaba ser artista, danzar desnudo ante el extasiado público de Saltamordia durante las fiestas patrias o en los carnavales de verano, ser admirado por gentiles doncellas o viriles y apuestos mancebos, sentir en su alma la alegría maravillosa del enriquecimiento ilícito o la dulce ternura que solo deviene de las filosofías ácidas y urticantes de la escuela tlasconiana.

Su profesión, a pesar de la ironía, era medir calles, pues era empleado de la sección urbana del departamento de Obras Públicas de Aridez.
Naturalmente la incongruencia entre sus íntimos anhelos y la estéril realidad do los avaros mandan le generó conflictos internos y devastó su vida espiritual hasta límites insospechados, cosa que el no dejó traslucir jamás, mostrando siempre una sonrisa resignada y conforme, misma que todos odiaban y que no pocas antipatías despertó entre quienes le conocieron, despreciaron u odiaron. 

Así las cosas, este señor juicioso y decente, luego de largos años de dedicado servicio público, ansiaba colocar su gentil trasero sobre un asientito blando, no demasíado blando ni demasíado tiempo, pues, luego de tantos años de caminatas y agachamientos, lo fatigaba andar de aquí para allá, sin son ni ton, calle arriba y calle abajo, revestido de insignificancia, armado con una cinta métrica, recibiendo el sol en su augusta calva, anotando escrupulosamente en un cuaderno grasoso todas las medidas tomadas, sin entender porqué ni para qué y sin importarle una higa lo que fueran a hacer con ellas. Era un servicio carente en absoluto de objetivo, realizado automáticamente y que lo conduciría finalmente al aniquilamiento de su alma .

Cada mes entregaba en la oficina penumbrosa del viejo edificio de los ministerios saltamordianos un cuaderno repleto de anotaciones y las gentiles secretarias de rostros impasibles, que casi nunca le dirigían la palabra, le entregaban otro inmaculadamente virgen junto con un lápiz negro para escribir los datos y otro rojo para subrayar, además de un sobre amarillo de papel grueso, casi tela, conteniendo el salario a él asignado, que le permitía continuar viviendo de modo normal y decente, junto con su familia. Anotaban en enormes libros de contabilidad cosas ininteligibles que debía firmar respetuosamente bajo la mirada inquisitiva y perspicaz de las respetables y empolvadas burócratas vestidas con muselinas y tafetanes que parecían ignorar su presencia y carecían de la sensibilidad necesaria para apreciar sus abnegados servicios . Mes tras mes, año con año, el calcio se endureció en sus huesos y los hizo quebradizos, las manos , otrora finas, adquirieron extrañas manchas y sus ojos perdieron agudeza, al mismo tiempo su actividad conyugal fue disminuyendo hasta desaparecer en una marea alta de actividades hogareñas por completo asexuales y frígidas.

Luego de una vida ejemplarmente mediocre a través de la cual mutiló escrupulosamente y sin piedad sus ilusiones y se humilló convenientemente, le llegó por fin el momento de la jubilación, el fin de su vida útil, el tiempo de comenzar a olvidar, que es como acaban sus vidas los saltamordianos. 
(Olvidar parece ser la actividad más acorde con el abandono de la vida social, familiar y profesional. Olvidar toda la aburrida existencia, yerma e inútil, muchas veces absurda y rayana en lo demencial. Por eso, al terminar su tiempo, los saltamordianos varones se despiden de sus allegados y se instalan en sugerentes parajes, dejan fluir sus memorias hacia afuera e instalan un enorme vacío en sus cerebros, poco a poco y de manera constante. La subsecuente pérdida de peso les permite elevarse con el viento fuerte de la estación cálida , aunque algunos que olvidan más lentamente deben esperar los ventarrones de invierno y su deceso puede llegar a ser más doloroso.)

Después de las habituales ceremonias oficiales se despidió de sus tres hijas, besó castamente a su mujer y se marchó al Patio de los Olvidos, a escuchar extrañas músicas sentado en bancas de piedra, en compañía de esculturas extravagantes y de otros ancianos, olvidando en coro, dejándose llevar por los tañidos del viento y el fluir tranquilo de las aguas de las innumerables fuentes que el gobierno ha dispuesto allí como homenaje al aseo de los resecos cuerpos de los viejos en trance de convertirse en cometas.

Transcurridos unos meses de comer como paloma y olvidar concienzudamente, Julio sintió la urgencia de danzar desnudo abrazado con el viento, de volar montado en un sueño, de sentirse nube y lágrima de nube, de aromar con sus pedos sutiles la atmósfera prístina del verano profundo y, como muchos de sus coetáneos, elevarse con el aire caliente y atrevido, vagar por los cielos azules de Saltamordia la Grande y planear como una flor sin aroma y reseca hasta perder el impulso en la tierra de los espejismos y caer en el suelo del Lerelé sin mucho aspaviento y casi sin levantar polvareda, haciéndose uno con la arena del desierto y terminando con sus huesos convertidos en fino polvo de estrellas, adherido en las patas de un escarabajo o en la punta de las antenas tiernas de un insecto no clasificado.

Hoy, cuando Julio se ha marchado con el viento y casi nada nos trae su recuerdo, sus tiernas hijas y su esposa, rejuvenecida con tratamientos milagrosos costeados con la jugosa pensión de viuda, disfrutan vacacionando en las playas abisqueñas en la dulce compañía de mancebos bien dotados y los atuk salvajes que buscan anidar en sus tiernos corazones.

viernes, 3 de junio de 2011

SUEÑO DE UNA MAÑANA DE OTOÑO


Enrique fue hasta la ventana. Afuera un gélido, contradictoriamente soleado, dia de otoño balanceaba el mundo al influjo de sus vientos. Su mirada se extendió hasta el otro lado de la calle, precisamente hasta la casa de Ofelia. Repasó cada ventana intentando descifrar el rumbo de esa mañana. De abajo llegó el aroma del café y el pan tostado. El mundo giraba sobre sus goznes plácidamente....se atreviò a preveer un par de humeantes huevos fritos acompañados por tímidos panecillos......
Repentinamente la puerta de la casa de enfrente se abrió de par en par y Ofelia brotó de la oscuridad interior completamente desnuda, gritando obscenidades y perseguida de cerca por su padre armado con una hachuela de destazar marranos. Contempló el movimiento de las carnes desnudas con fascinación algo sádica. Supuso que ahora el viejo sabía que su hija predilecta no era virgen..supuso que estaría enterado que él era el perpetrador de la ofensa. Su corazón latió con impaciencia mientras Ofelia atravesaba la calle con sus pequeños pies descalzos. Alcanzò a imaginar el ardor producido por el hielo del pavimento antes de darse cuenta de que aún estaba entre cobijas soñando cosas absurdas.... entonces lo despertaron los golpes en la puerta....golpes terribles.
Se levantò mareado, bajó las escaleras con precaución porque en la prisa olvidó los anteojos sobre la mesa de noche. Al llegar al portón se demoró más de lo necesario quitando las fallebas y cancelas. Liberó la puerta, la abrió ansiosamente dejando entrar el viento cargado con los ayes moribundos de las hojas y contempló alelado el cuerpo desnudo de Ofelia, su mirada de asombro, el hacha de destazar plenamente enterrada en su costado.

Sangraba lentamente con una sangrecita azul de princesa. Como pudo la invitó a desayunar y se excusó con el padre asesino que , dadas las circunstancias, se mantenía un paso atrás de su hija leyendo el diario de la mañana. Cerró la puerta con firmeza , aunque con algo de cortesìa.
Mientras hacía el desayuno, Ofelia se desangraba mansamente. Pensó que el caldo de papa con costilla era lo indicado para ese galopante estado de anemia. Estaba meditando en ello cuando la chicharra del despertador lo sacò del ensueño del que aún no escapaba, bendijo este despertar y odió aquel sueño y como pudo intentò levantarse. 
Bajo las sàbanas el calor corporal y la onírica imágen de Ofelia desnuda habían causado rigidez extrema en su entrepierna. Su espada se erguía imperiosa y palpitante, la camiseta que fungía como pijama estaba húmeda de sudor . Trató de pensar en cosas aburridas para bajar la erección. No logró mucho. Entonces decidió masturbarse.

Enfocó su imaginación en el fetiche piés de Ofelia y con los ojos firmemente cerrados comenzó el tierno masaje a su mejor amigo, se vió a sì mismo chupando cada dedito, lamiendo la planta, la punta completa del piecesito principesco dentro de la caverna de su boca...la saliva con sabor a pié divino, la visión deslumbrante de la desnudez de Ofelia, su sexo ,casi libre de vellos, dulcemente penetrado por su rígido bastón, los muslos tersos, suaves ,generosos, de blancura maravillosa, sostenidos por sus golosas manos , sus dientes clavandose ansiosos en el delicado talón , la sensación exquisita del propósito realizado a conciencia invadió su cerebro despejándolo de cualquier otro pensamiento , conduciendolo al abismo obscuro y maravilloso donde eyaculó con fruición y locura. Por un instante todo fue lascivia y arrepentimiento tardío,( El sentimiento de culpa hacia la masturbación inculcado en el colegio católico siempre aparecía al concluir, comprobando la eficacia del sagrado lavado cerebral. ), Después se quedó quieto,casi inconsciente, viendo a Ofelia desangrada ,con la hachuela de destazar profundamente enterrada en su vagina. Maldijo este sueño pesadillezco, causado tal vez por la ingesta de frijoles con cerdo y otros plúmbeos en la cena; como pudo, evitando las salpicaduras de semen fresco, se volteó hacia la pared y se hundió otra vez en el letargo.