viernes, 3 de junio de 2011

SUEÑO DE UNA MAÑANA DE OTOÑO


Enrique fue hasta la ventana. Afuera un gélido, contradictoriamente soleado, dia de otoño balanceaba el mundo al influjo de sus vientos. Su mirada se extendió hasta el otro lado de la calle, precisamente hasta la casa de Ofelia. Repasó cada ventana intentando descifrar el rumbo de esa mañana. De abajo llegó el aroma del café y el pan tostado. El mundo giraba sobre sus goznes plácidamente....se atreviò a preveer un par de humeantes huevos fritos acompañados por tímidos panecillos......
Repentinamente la puerta de la casa de enfrente se abrió de par en par y Ofelia brotó de la oscuridad interior completamente desnuda, gritando obscenidades y perseguida de cerca por su padre armado con una hachuela de destazar marranos. Contempló el movimiento de las carnes desnudas con fascinación algo sádica. Supuso que ahora el viejo sabía que su hija predilecta no era virgen..supuso que estaría enterado que él era el perpetrador de la ofensa. Su corazón latió con impaciencia mientras Ofelia atravesaba la calle con sus pequeños pies descalzos. Alcanzò a imaginar el ardor producido por el hielo del pavimento antes de darse cuenta de que aún estaba entre cobijas soñando cosas absurdas.... entonces lo despertaron los golpes en la puerta....golpes terribles.
Se levantò mareado, bajó las escaleras con precaución porque en la prisa olvidó los anteojos sobre la mesa de noche. Al llegar al portón se demoró más de lo necesario quitando las fallebas y cancelas. Liberó la puerta, la abrió ansiosamente dejando entrar el viento cargado con los ayes moribundos de las hojas y contempló alelado el cuerpo desnudo de Ofelia, su mirada de asombro, el hacha de destazar plenamente enterrada en su costado.

Sangraba lentamente con una sangrecita azul de princesa. Como pudo la invitó a desayunar y se excusó con el padre asesino que , dadas las circunstancias, se mantenía un paso atrás de su hija leyendo el diario de la mañana. Cerró la puerta con firmeza , aunque con algo de cortesìa.
Mientras hacía el desayuno, Ofelia se desangraba mansamente. Pensó que el caldo de papa con costilla era lo indicado para ese galopante estado de anemia. Estaba meditando en ello cuando la chicharra del despertador lo sacò del ensueño del que aún no escapaba, bendijo este despertar y odió aquel sueño y como pudo intentò levantarse. 
Bajo las sàbanas el calor corporal y la onírica imágen de Ofelia desnuda habían causado rigidez extrema en su entrepierna. Su espada se erguía imperiosa y palpitante, la camiseta que fungía como pijama estaba húmeda de sudor . Trató de pensar en cosas aburridas para bajar la erección. No logró mucho. Entonces decidió masturbarse.

Enfocó su imaginación en el fetiche piés de Ofelia y con los ojos firmemente cerrados comenzó el tierno masaje a su mejor amigo, se vió a sì mismo chupando cada dedito, lamiendo la planta, la punta completa del piecesito principesco dentro de la caverna de su boca...la saliva con sabor a pié divino, la visión deslumbrante de la desnudez de Ofelia, su sexo ,casi libre de vellos, dulcemente penetrado por su rígido bastón, los muslos tersos, suaves ,generosos, de blancura maravillosa, sostenidos por sus golosas manos , sus dientes clavandose ansiosos en el delicado talón , la sensación exquisita del propósito realizado a conciencia invadió su cerebro despejándolo de cualquier otro pensamiento , conduciendolo al abismo obscuro y maravilloso donde eyaculó con fruición y locura. Por un instante todo fue lascivia y arrepentimiento tardío,( El sentimiento de culpa hacia la masturbación inculcado en el colegio católico siempre aparecía al concluir, comprobando la eficacia del sagrado lavado cerebral. ), Después se quedó quieto,casi inconsciente, viendo a Ofelia desangrada ,con la hachuela de destazar profundamente enterrada en su vagina. Maldijo este sueño pesadillezco, causado tal vez por la ingesta de frijoles con cerdo y otros plúmbeos en la cena; como pudo, evitando las salpicaduras de semen fresco, se volteó hacia la pared y se hundió otra vez en el letargo.

2 comentarios:

ana dijo...

Otras veces eres perverso, bueee qué te diré, de Ofelias y Enriques una opereta de incesto, te digo llevas años de tu vida amansando la palabra y logras escarbar y mover y rabiar, qué pena con Ofelia tan pasiva y tan deseosa, sigue con tu dial que te leemos!

leonardo asimov dijo...

Querida Anita:
De ángeles y demonios todos tenemos algo. Saber manejar nuestro lado oscuro puede ser un hallazgo valiosos para el crecimiento interno. La reivindicación de la fantasía adulta implica poner en ella esas cositas libidinosas que generalmente reservamos para nuestra intimidad, cuando solo usamos una máscara. Decía mi querido profesor de Literatura : "uno solo habla de lo que sabe" y , querida amiga, soy un experto en fantasear y en masturbación tengo un Summa Cum laude. Qué piensas de ello?