viernes, 15 de julio de 2011

EL HOMBRE QUE SE VOLVIA LOCO LOS MARTES



En la calurosa mañana saltamordiana Antoine contempló su imágen en el espejo del elegante baño de la cómoda casa que, como dignatario del gobierno, disfruta.

Notó que sus rasgos no estaban tan nítidos como siempre; sus labios, tan sensuales y admirados por ciertos eunucos, estaban palideciendo y perdiendo el contorno. Sus cejas , otrora hirsuto encanto que hacía jadear  a las chicas abisqueñas del prostíbulo, estaban aclarándose y desapareciendo literalmente ante sus ojos.....
¡¡Ojos!!!!!!! sus ojos se estaban pareciendo cada vez más a una estrechas ranuras orladas de pestañas flojas y huidizas y así el mentón , las orejas....todo!

Pensó con alarma que a cada momento se parecía más a una nalga. Trató de gritar para avisarle a F., su mujer, lo que le estaba sucediendo, pero su boca ya no era funcional. Aterrorizado se dió cuenta que sus manos perdían la forma como tales, los dedos se le estaban derritiendo y todo su cuerpo se estaba configurando en una masa repugnante. Sintió un gorgotear extraño en la garganta y en el sitio donde estuvieron los oídos.

Con un último esfuerzo casi heróico se obligó a llegar hasta la tina y en el último instante logró desparramarse dentro de ella, libre del pijama  y las pantuflas. Después se dejó desleir lenta y suavemente.

Rato después F. entró al baño aún con el sopor del último sueño. Se sintió ofendida por el olor y el desaliño reinantes. Como pudo abrió la ventana, recogió el pijama y las pantuflas de Antoine y reparó en algunos curiosos goterones de una substancia viscosa y repugnante ,(¿sopa? se interrogó dudosa), sobre el piso,junto a la tina.

Se acercó con lentitud calculada y encontró lo que quedaba de Antoine en la bañera. Con desespero se agarró la cabeza a dos manos y dejó fluir una angustia lastimera y devastadora con forma de grito que la acompañó voraz hasta cuando recordó que ese día era Martes.

Un suspiro, no se sabe si de alivio o desesperanza, se le desgarró en la boca. Luego , con toda calma, dejó todo como se encontraba. Ya no tocó nada más y se marchó hacia el otro baño mascullando con rabia mal contenida: ¡A ver con que va a salir el próximo Martes!!


2 comentarios:

pixel dijo...

¡¡¡Maravilloso relato!!!

leonardo asimov dijo...

Obrigado. Gracias querida por tu estimulante comentario. Te quiero mucho.