jueves, 14 de abril de 2011

DULCE DE BOCA




Los viajeros que atraviesan los valles al este de Tlasconia y van por los caminos solitarios que conducen a las boscosas vecindades del Gran lago de La liviana Laxitud traen al regresar noticias de ese pueblito perdido en las florestas aledañas y que ha sido llamado Siemprearcoris por razones obvias. En los últimos tiempos dicha población se ha destacado como el centro de peregrinación para muchos anhelantes y el punto de encuentro para personajes de extraña catadura.

El epicentro de estas inquietudes es una muchachita casi sin pechos que anda por la región apenas cubierta por una breve túnica, vaporosa y transparente que deja ver casi toda su bella anatomía y ocasiona en sus seguidores una mezcla de emociones entre sutiles y carnales, un desfallecimiento, una congestión profunda y un anhelo azás pecaminoso e irreflexivo.
Se dice que viene de las frondas profundas del Bosque Pequeñito, pero otros afirman haberla oído cantar muy cerca del Lelelé y aducen que las diademas y collares que luce provienen de los Montes Encantados de Pazcuila y que han sido elaborados por manos más que hábiles, en abierta referencia a hadas,gnomos y duendes que son los señores de esos montes.

Lo cierto es que esta niña deja sin aliento a más de uno cuando, coronada de flores y aromada de esencias recónditas y conmovedoras, canta dulcemente, en un idioma extraño y tierno que nadie reconoce, antiguas canciones que evocan puertos extraviados, tardes de niebla y fantasía o, florecimientos repentinos y jubilosos.

Sus ojos tienen un brillo que hace resplandecer el alma y aquellos que los miran cuando escuchan sus canciones corren grave riesgo de caer en resbaladeros de amores pertinaces y obsesivos.
Siempre se la ve rodeada de abejitas zumbadoras y felices, prestas a probar la miel de sus palabras que , como flores frescas de sonidos coloreados, brotan de su boca rosada y tierna, tan parecida a una fresa en sazón y tan provocativa.
También la acompañan aves multicolores y mariposas cambiantes que se posan indistintamente en sus hombros, brazos o sobre el laúd maravilloso que ella tañe con unos dedos largos, elegantes, bellísimos.

Este fantástico cuadro de la muchachita con boca de fresa se ha hecho famoso y de todas las regiones de Malp-Aridez acuden, curiosos y anhelantes, centenares de hombres y mujeres que no quieren morir sin conocerla, flujo turístico impresionante que ha originado a su alrededor toda una parafernalia que la sigue a todas partes, más allá de su voluntad. Toda una pléyade de comparsas extravagantes que medran sus cotidianos mendrugos gracias a los encantados efluvios de la niña fresa.

Ahí tenemos, siguiéndola por doquier, a ese extraño hombre de cuerpo enorme, mirada pétrea y mentón decidido , que dice brindarle protección y de paso cobra cuatro piezas de oro por la mirada cercana y aún más si la vas a oír cantar un rato. Siempre tras ella, con la ballesta dispuesta y el cuerpo alerta para apartar a los infelices que se enamoran de la tierna boca o la suave piel, a los desesperados por la cálida voz que los excita y que en su delirio exaltado tratan de acercarsele más de lo aconsejable con intenciones no muy claras.
Naturalmente el negocio ha resultado productivo y ha generado derivaciones profesionales insospechadas. En efecto: el hombre grande ha contratado a un ayudante que se encarga de enterrar los cadáveres de aquellos que no pudieron ser persuadidos con razones y a un anciano médico para que cure a los heridos y alivie a los enfebrecidos de pasión.

Ha surgido también , como era de esperarse, una recua de fotógrafos y vendedores de recuerdos imborrables que van y vienen con las oleadas de turistas. Igual ha aparecido una caterva de imitadoras que han resultado tan solo putillas mediocres de voz aceptable que exhiben más de lo que cantan y se acuestan más de lo que caminan. Ellas, artistas del engaño y la falsificación, van tras esos incautos que abundan en todas partes, que anhelan engañarse a toda costa y se arrojan en las redes libidinosas de las extrañas ninfas que exhalan vahos de pecado y nieblas de lujurias trastornadas. Les pagan sumas astronómicas por un ratito de placer que les permita marchar satisfechos a sus pueblos de origen pregonando que han poseído a la boca de fresa y cantando las maravillas de su pubis angelical.

Entre los vendedores de recuerdos que acechan a la vera del camino encontrará usted estrafalarios y confianzudos personajes venidos de no sé donde, que ofrecen las más curiosas mercancías, segun ellos provenientes de la Santa que sabemos y que les son casi arrebatados de las manos por esos impenitentes compradores de fetiches que desean la más leve brizna de materia tocada por ella, la más pequeña partícula de algo que estuvo en contacto con su cuerpo , o que salió de él.

Para satisfacerlos , la cáfila de estafadores y vividores les ofrecen trozos de camisón raído que  hacen pasar por túnica; mugre de las uñas de los pies empacado en bolsitas primorosas y listo para hacer amuletos de buena fortuna o para ser ingerido según rituales estrambóticos. Cabellos largos enredados con florecillas mustias; sanguinolentos trozos de de algodón impregnados de supuestas menstruaciones milagrosas y otro centenar de de singulares manifestaciones de la gloria carnal de la niñita y hasta ha llegado recientemente una vendedora de golosinas que ofrece muchas cosas y cuya especialidad son unos curiosos bocaditos con forma de labios tiernos y rosados, como fresas, que ella llama con mucho desparpajo "dulce de boca". 






2 comentarios:

pixel dijo...

Qué relato más encantador. Me gusta el nombre de la niña de fresa, es muy sútil y a la vez cariñoso, infantil...

Alfonso dijo...

El otro día visité a Albert, el sinuoso hombre de la capa gris, y me dijo venir de Siemprearcoiris y me describió a pun los detalles primorosos, delicados, sutiles de la naturaleza que envuelve a este pueblo... me contó de sus ríos cristalinos, de sus verdes jardines y florecidas estancias... me hablo de sus gentes, de sus hombres y de sus mujeres...ah esas mujeres, según él, llenas de alba, de rocío, de sol, de tarde, de viento, de noche, siempre llenas de fragancias insinuantes, Ellas dice él : "MUJERES PLENAS Y TOTALES !!!" jamás vistas en ninguna región del planeta y me aseguró haber visto a la Santa caminando sobre las aguas transformando todo aquello que su mirada ve y toca, quiso seguirla de cerca pero su guardián le impidió hacerlo. Sin embargo pudo oírla cantar y me describió como sus sueños cambiaron durante las cuarenta noches siguientes, es decir que entró en la cuarentena onírica de Carter y se transformó por ese entonces en un viajero más del mundo de los sueños… para no ir más lejos y solamente para informarte , Albert no es el mismo de hace unos años, anda con los ojos enrojecidos y brillantes con su mirada perdida, ya casi no ríe y cuando gesticula mueve sus dedos haciendo señas extrañas, como si estuviera atrapando algo o queriendo coger algo y sus labios y lengua se mueven saboreando lo invisible al parecer algo muy dulce y provocativo …